Cómo fomentar la autonomía en edades tempranas

Ayúdame a hacerlo por mí mismo’ decía María Montessori, pero ¿cómo le damos autonomía a los niños? ¿hasta qué punto podemos fomentarla como padres? La artífice de BabyTribu Lee Lima nos explica su experiencia y consejos para crear el ambiente adecuado para favorecer su autonomía:

Cuando empecé a cuidar de mi hija mayor tenía muchísimo miedo, quería enseñarle siempre el mejor camino, eso hacía que muchas veces me anticipara a sus necesidades, poco a poco me di cuenta que era un trabajo de dos, yo la guiaba y ella me guiaba a mí. Fue con mi segunda hija cuando comprendí que son ellas las que me mostrarían el camino y el momento adecuado para superar cada etapa… Yo iría un paso por detrás de ellas, confiando, estando presente pero sobre todo respetando su autonomía.

Edades tempranas

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El ser humano tiene la necesidad natural de tomar decisiones sin la intervención de influencia externa. Es la  autonomía esa libertad que le permite hacer lo que es capaz de hacer, de sentirse libre para probar sus propios límites y sobre todo para conocerse a sí mismo, hasta dónde puede llegar.

Quizá esto pueda estar más claro cuando nos referimos a la autonomía en los adultos, pero parece que al hablar de niños pequeños generamos un ambiente de protección que los envuelve, es normal que les queramos cuidar pero hay algo que debemos tener en cuenta: los niños son muy sabios y son muy capaces. Incluso los más pequeños pueden hacer muchas cosas por sí mismos, solo debemos darles la oportunidad y confiar.

Cada niño se desarrolla a un ritmo propio, por ello debemos observarle, para saber en qué etapa se encuentra y no caer en el error de pedirle que se anticipe y haga algo para lo que no está preparado en este momento ¡Observa a tu peque y tendrás todas las respuestas!

La justa intervención

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Nos hemos criado en ambientes en los que nos han dicho lo que teníamos que hacer, en nuestra infancia seguimos indicaciones en su mayoría directivas, que seguramente desde el más profundo amor y cariño, nos indicaron ‘los caminos a seguir’. Así bien, os propongo una toma de conciencia con la intervención justa y necesaria en los momentos adecuados, contenernos un poco y  permitirles a los más pequeños descubrir, probar y sobre todo hacer.

Nuestro trabajo como madres y padres es estar allí, observar, ayudar cuándo el niño lo necesitan, si vemos que la situación les supera, estar presentes y sobre todo permitir y crear el ambiente adecuado para favorecer su autonomía. ¿Y esto cómo se hace? ¿Cómo creamos ese ambiente adecuado?

El ambiente adecuado

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Para hablar de ambiente me voy a referir a dos marcos bien diferenciados: el ambiente emocional y el ambiente físico.

Empezamos por el ambiente emocional, este debe respetar la autonomía y la voluntad del gran hacer, para ello es necesario:

– Tener una buena comunicación con nuestros hijos, esto nos permitirá crear un ambiente distendido de confianza para dar cada paso a más.

– La buena paciencia por nuestra parte es fundamental, así las cabezonerías y las frustraciones que conlleva querer hacer las cosas serán parte de este proceso, sobre todo en los peques que quieren probar y muchas veces no están preparados para ello.

 Respetar los ritmos, es a través de la observación que comprenderemos cuál es el ritmo de nuestro hijo o hija, verle desde fuera y comprender que cada niño y niña tienen sus ritmos y necesidades, son únicos y debemos reconocerlos sin juicios.

Hablemos ahora del ambiente físico, eso que  María Montessori llamó el ‘Ambiente Preparado’. Este tema podría ser muy extenso pero en medidas generales os recomiendo que adaptéis algunos espacios de vuestra casa a las necesidades del niño o niña.

Pongamos la lupa, por ejemplo, en las alturas de los espacios, los niños y niñas viven en ambientes diseñados para los adultos pero con unos pequeños cambios podemos empezar a hacerles partícipes e integrar su mirada. Así bien, os aconsejo poner los cajones de uso frecuente del niño (su ropa o juguetes) muy cerca del suelo, para facilitar su uso y no depender de un adulto. El uso, por ejemplo, de camas bajeras es ideal para que puedan subir y bajar por su propio pie a la hora de dormir, también podríamos añadir librerías al alcance de los niños para facilitar el acceso a libros y cuentos y fomentar así la autonomía a la hora de leer. También es ideal facilitar la autonomía a la hora del baño o del  cepillado de los dientes y que las cosas estén a su alcance.

Es importante destacar que aunque estemos adaptando el ambiente para facilitan el acceso, seguimos hablando de peques, por lo que siempre el niño deben estar acompañados de un adulto que sirve como guía, acompaña y cuida.

Para finalizar, espero de todo corazón que esta recomendación te sea útil y te ayude a facilitar la autonomía de tu peque en casa, desde el amor y el respeto.

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