Listeriosis: ¿cómo afecta a las embarazadas?

Las mujeres embarazadas son un grupo de riesgo ante la listeriosis y en los últimos años se han producido algunos brotes en los que ha habido que lamentar víctimas mortales. Explicamos cómo puede afectar la listeriosis al embarazo.

Listeriosis: ¿cómo afecta a las embarazadas?

 

 

El brote de listeriosis desatado en Andalucía ha hecho saltar todas las alertas. Las mujeres embarazadas son un grupo de riesgo ante esta enfermedad. Explicamos cómo puede afectar la listeriosis al embarazo.

 

El brote de listeria producido en verano de 2019 y atribuido a la carne mechada dejó unos 186 casos de personas afectadas por listeriosis solo en Andalucía, unos 200 afectados en total en España y su origen fue atribuido por el portavoz de la Junta de Andalucía en la alerta alimentaria por listeriosis, José Miguel Cisneros, a la «máquina mechadora» de la fábrica de la empresa Magrudis, dueña de la marca ‘La Mechá’ y en la que, además de la famosa carne mechada, también se producían otros alimentos como lomo y chicharrón al horno.

Este fue un brote de listeriosis concreto, pero lo cierto es que esta enfermedad siempre está presente y supone un peligro para la población de riesgo, entre la que se encuentran las mujeres embarazadas. ¿Por qué? Vamos a dar explicación a esta pregunta.

¿Qué es la listeriosis?

En primer lugar, para abordar este tema lo que debemos saber es qué es la listeriosis, cómo se contrae y en qué alimentos se encuentra la listeria, bacteria que contamina alimentos en estado crudo. “La listeriosis es una enfermedad provocada por la bacteria Listeria monocytogenes que normalmente está en animales, en el suelo o en el agua y se contrae cuando las personas consumimos alimentos que no están bien cocinados o están crudos. Los alimentos de riesgo para el contagio son todos aquellos que no estén cocinados a más de 50º, es decir, todo lo que sean carnes crudas, pescados crudos, leche que no está pasteurizada, quesos que estén hechos con leche no pasteurizada, verduras, frutas y hortalizas que no estén bien lavadas, alimentos procesados que hayan perdido la cadena de frío y todo este tipo de alimentos”, explica María Benito Moreno, Facultativo Especialista de Área (FEA) de Obstetricia y Ginecología del Hospital de Talavera.

Listeriosis y embarazo

No todo el mundo es igual de susceptible a sufrir complicaciones graves por el contagio de esta enfermedad. Hay una población de riesgo, entre la que se encuentran las personas mayores, personas con tratamiento de corticoides a largo plazo (ya que debilitan el sistema inmune), pacientes con algún tipo de cáncer o las mujeres embarazadas, los bebés y los niños: “las embarazadas son población de riesgo porque son inmunodeprimidas por el simple hecho de estar embarazadas. Por eso, estas enfermedades afectan sobre todo a los extremos de la vida: niños o bebés y personas mayores, pero también a las personas que tengan alguna afectación en el sistema inmune o que tengan algún tratamiento que debilite su sistema inmunitario y sean más proclives a tener este tipo de infección”, aclara María Benito.

El principal riesgo de contraer listeriosis durante el embarazo no es para la embarazada, es para el feto. La enfermedad puede resultar moderada para la madre, pero devastadora para el feto, pudiendo provocar muerte fetal, parto prematuro o dejar graves secuelas en el bebé: “si se contrae la enfermedad durante los primeros meses del embarazo puede provocar un aborto y si es en los últimos meses, que es cuando suele resultar más frecuente encontrar la infección en una embarazada, puede causar afectación del líquido amniótico, una infección y puede desencadenar un parto prematuro, muerte fetal o, si nace el bebé, hay alto riesgo de que nazca con una sepsis o problemas neurológicos, ya que la bacteria no provoca solo la característica fiebre, gastroenteritis, etc. sino también meningitis, encefalitis, afectaciones en el sistema nervioso y los bebés que nacen pueden tener la sepsis (infección) y además problemas neurológicos derivados de eso.”, matiza la experta.

Por eso, es fundamental que una embarazada que presente síntomas como fiebre, diarrea, vómitos, etc. acuda rápidamente al médico para, en el caso de detectar que padece listeriosis, se inicie el tratamiento lo antes posible.

¿Cómo se puede evitar la listeriosis?

Hay una serie de recomendaciones básicas para tratar de evitar contraer listeriosis y muchas de ellas apuntan al correcto cocinado de los alimentos, ya que debemos tener en cuenta que la bacteria listeria monocytogenes sobrevive a la congelación y al cocinado a bajas temperaturas: “es importante lavar muy bien las frutas y las verduras, cocinar todo a más de 50º (ya que la bacteria no sobrevive de este modo, por eso todo hay que cocinarlo bien) no comer carnes crudas ni pescados crudos, hay que evitar en la medida de lo posible los patés, los alimentos procesados y los enlatados. También habría que lavar la superficie en la que manipulemos la comida, los utensilios de cocina, etc», argumenta Benito.

¿Cuál es el tratamiento una vez que se ha contraído la bacteria?

El tratamiento para combatir la listeriosis es fundamentalmente antibiótico y, en personas con un sistema inmune no deficitario o debilitado, la evolución frente a la enfermedad suele ser positiva y acabar remitiendo sin mayores consecuencias: “el tratamiento habitual es antibiótico, una dosis de gentamicina o ampicilina durante varios días y esperar a ver la respuesta de la clínica para valorar”, concluye la experta en Obstetricia y Ginecología.

En líneas generales y tal y como apuntaba el Dr. Pedro de la Fuente, ginecólogo Catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universidad Complutense de Madrid, hace unos años en un artículo sobre embarazo y alimentos ahumados, la listeriosis no es demasiado frecuente, estimando los casos entre 0,1 y 11,3 personas por millón, en base a datos de la OMS. Según los datos del Centro Europeo de Control de Enfermedades, el número de casos de listeriosis se ha multiplicado por tres en los últimos cinco años en España: en 2016 se contabilizaron 363 casos por los 109 casos que se habían registrado en 2012. Por eso, ante brotes saltan todas las alertas, ya que los protocolos de control alimenticio tanto en la UE como en España se deben seguir correctamente y es fundamental buscar el origen cuando se produce un brote como el que tuvo lugar en nuestro país en 2019.